El Amor al Creador
Amar a Dios es un precepto muy importante, como está escrito: «Oye Israel, El Eterno es nuestro Dios, El Eterno es Uno. Amarás a El Eterno, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo lo que tienes. Y estas palabras que Yo te ordeno hoy estarán sobre tu corazón. Las enseñarás a tus hijos y hablarás de ellas cuando estés sentado en tu casa, y cuando andes por el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. Las atarás como señal sobre tu brazo y estarán en la filacteria entre tus ojos. Y las escribirás sobre las jambas de tu casa y en tus portales» (Deuteronomio 6:4–9).
Esta cita bíblica encierra la clave para estar conectado con El Creador, y amarlo con todo el corazón, y con toda el alma, y obtener la energía suprema que se genera a través de ese vínculo estrecho y verdadero. Y consideremos lo que enseñó Rabí Ieisa: «¡Cuánto la persona ha de amar a El Santo, Bendito Sea! Pues no hay servicio que se pueda realizar a El Santo, Bendito Sea, como el amor. Y todo el que lo ama y realiza el servicio de El Santo, Bendito Sea con amor, a esa persona, El Santo, Bendito Sea lo llama: «mi amado».
Índice
Esclarece La Duda De Tu Corazón
La Difícil Tarea De Formar Parejas
El Misterio De Lavarse Las Manos
No Hay Mal Que Por Bien No Venga
El Origen Del Nombre Jerusalén
Por Qué El Judaísmo Se Transmite A Través De La Madre
El Curioso Nacimiento del Hombre y la Mujer
Diferencia peculiar entre la voz de un hombre y la voz de una mujer
Las palabras de la Torá son como la Lluvia
Un Secreto de las aguas del Diluvio Universal
Índice
Esclarece La Duda De Tu Corazón
La Difícil Tarea De Formar Parejas
El Misterio De Lavarse Las Manos
No Hay Mal Que Por Bien No Venga
El Origen Del Nombre Jerusalén
Por Qué El Judaísmo Se Transmite A Través De La Madre
El Curioso Nacimiento del Hombre y la Mujer
Diferencia peculiar entre la voz de un hombre y la voz de una mujer
Las palabras de la Torá son como la Lluvia