Mal De Ojo
Sarai encomendó su juicio a El Santo, Bendito Sea, que mora en los Cielos, como está escrito: «Sarai le dijo a Abram: ¡Esta afrenta contra mí es por tu culpa! Yo te entregué a mi sirvienta, y ahora que ella ve que ha concebido, me menosprecia. ¡Que El Eterno juzgue entre tú y yo!» (Génesis 16:5).
Rabí Tanjuma dijo en el nombre de Rabí Jía Raba, y Rabí Berejia dijo en nombre de Rabí Jía: todo el que se apega a la cualidad de ir tras el atributo del juicio, acudiendo a la justicia Divina para que resuelva sus asuntos terrenales y sus disputas con sus compañeros, no saldrá en silencio del mismo –del juicio-, sin resultar dañado. Pues al entregar su juicio a los Cielos, se recordarán todas las faltas del demandante, para comprobar si él es apto para otorgar un castigo a su compañero por su causa. Y a través de esto despierta el atributo del juicio también contra él mismo. Pues Sara era apropiada para llegar a los años de Abraham, es decir, vivir una larga vida, y no morir antes que él. Y por cuanto que dijo: «¡Que El Eterno juzgue entre tú y yo!», le fueron restados de su vida –de sus años que habría de vivir- treinta y ocho años.
Del mismo modo, también a Hagar y al fruto de su vientre -Ismael- los afectó el atributo del juicio. Pues está escrito: «Él se allegó a Hagar y ella concibió; y cuando vio que había concebido, sintió desprecio por su ama» (Génesis 16:4). Se aprecia que Hagar sabía que estaba embarazada. ¿Y entonces qué nos viene a decir lo qué está escrito a continuación? Pues cuando Hagar huía de la casa de su ama se topó con un ángel y éste le informaba que está embarazada, como está escrito: «Y un ángel de El Eterno le dijo: He aquí que has concebido, y darás a luz a un hijo; y lo llamarás Ismael, pues El Eterno ha oído –shamá- tu aflicción» (Génesis 16:11). ¿Qué le anunciaba en realidad el ángel? ¿Acaso ella no sabía que estaba embarazada? ¡Es algo que sorprende!
La respuesta es esta: enseña que Sara le introdujo mal de ojo a Hagar, y el atributo del juicio afectó su embarazo, y entonces abortó, perdiendo el primer embarazo, del cual ella estaba orgullosa y lo había demostrado en casa de su ama. Y cuando se topó con el ángel, ella no estaba embarazada, y le informaba de la buena nueva noticia respecto al futuro, a un segundo embarazo que le sobrevendría en la casa de Abraham: «He aquí que has concebido, y darás a luz a un hijo; y lo llamarás Ismael, pues El Eterno ha oído –shamá- tu aflicción».
Dijo Rabí Iojanán: Sara misma con su propia boca dijo que entregaba su juicio por la causa de Hagar a lo Alto. Como está dicho: «¡Que El Eterno juzgue entre tú y yo!» (Génesis 16:5). De la gramática del texto original hebreo de esta declaración se aprende que Sara no le dijo esto a su esposo, Abraham, sino a Hagar. Pues está escrito: «Entre tú -ubeineja- y yo!». Y la expresión ubeineija, también puede leerse ubnej que significa «y tu hijo». Por lo tanto, de acuerdo con esta interpretación podría decirse que está escrito: «y tú hijo». Es decir: «el pleito que hay entre tú y yo es a causa de tu hijo, que es la razón de mi humillación». (Midrash Raba Génesis 45:5).
Índice
Esclarece La Duda De Tu Corazón
La Difícil Tarea De Formar Parejas
El Misterio De Lavarse Las Manos
No Hay Mal Que Por Bien No Venga
El Origen Del Nombre Jerusalén
Por Qué El Judaísmo Se Transmite A Través De La Madre
El Curioso Nacimiento del Hombre y la Mujer
Diferencia peculiar entre la voz de un hombre y la voz de una mujer
Las palabras de la Torá son como la Lluvia
Un Secreto de las aguas del Diluvio Universal
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